Delfina cerró los ojos poco a poco. No le importaba ser su esposa o si el bebé sería un bastardo. Desde que recuperó sus recuerdos, sabía que los dos no podrían volver a estar juntos.
...
Había pasado un mes desde que Janice y sus subordinados iniciaron la búsqueda en todos los barrios de la ribera.
—¿Todavía nada? —preguntó Julián mientras le entregaba una botella de agua.
El viento soplaba contra el pelo de Janice. Tomó un sorbo y sacudió la cabeza.
—Registramos todos los barrios de la ribera. Uno por uno también. Ninguna pista hasta ahora.