—María compró miel justo después de que le enviaras cien mil, y la alergia de Carla actuó justo después. Sin embargo, estás tratando de... cambiar la culpa.
—No. Yo no he hecho esto. —Ámbar trató de explicarse—. Santiago, yo no hice esto.
—Haré que alguien lo investigue. —Santiago la miró con frialdad.
—¡Papá! —Carla llamó a Santiago. Se limpió rápido la furia y entró en la sala.
—¡Santiago! —Ámbar también quería entrar, pero Delfina la detuvo—. ¿Qué crees que estás haciendo? —Ámbar parecía irritada.