—¿Quién es usted? —Claudia frunció las cejas y miró a la mujer de mediana edad que estaba detrás de Delfina con una expresión de recelo.
—¡Soy la señora Blanco! Solía cuidar de ti cuando eras más joven. —La mujer parecía inexplicablemente emocionada al ver a Claudia. Sus ojos se enrojecieron mientras hablaba—. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que te vi.
Claudia frunció el ceño, reaccionando de forma sorprendentemente racional y lúcida.
—Espera. No te muevas. Sé lo de la señora Blanco, que fundó el club junto con mi padre, pero ¿por qué ha convocado a Delfina aquí sola?