—Recuerdo que estuvieron aquí. —La voz detrás de ella era clara y poderosa—. ¿Estoy en lo cierto, Delfina?
Al volver lentamente a sus sentidos, Delfina se giró para mirar a Álvaro.
—Cuánto tiempo sin vernos.
El hombre que tenía delante era una cabeza más alto que ella. En los ocho años que habían pasado desde la última vez que lo vio, su rostro brillante y apuesto era más maduro que en su memoria, pero su sonrisa seguía siendo tan brillante como siempre.
Asombrada, se quedó boquiabierta y dijo con señas.