—¿Por qué va ahora a La cocina de María, señorita Morales? ¿No debería volver para terminar ese código primero? —preguntó con curiosidad.
—No te preocupes, alcanzo a programarlo a tiempo —respondió mientras negaba con la cabeza.
Había puesto un plazo de un día, pero en realidad no necesitaba tanto tiempo para completar esa tarea. Sandra dejó de preocuparse cuando vio lo tranquila que estaba y se dirigió a La cocina de María. En cuanto llegaron, como todavía era un poco temprano para cenar, solo había una mesa ocupada.